(Profesor de matemáticas del IES Los Pedroches desde 1987 hasta 2020.)
PRESENTACIÓN:
Una mediodía cualquiera, en una terraza del paseo Vva. De Cordoba de Pozoblanco, hemos quedado mi compañero y amigo Agustín Garrido González, profesor de matemáticas e informática del IES Los Pedroches hasta este último curso, y yo, Francisco Casasola, con la sana intención de tomarnos una cervecita y aprovechar para que nos cuente un poquito de su experiencia en nuestro instituto, de sus recuerdos, de su nueva situación de jubilado, etc…
Paco- Buenas Agustín, podrías hacernos una breve presentación personal de tus orígenes, tu familia, , porqué estás aquí, etc……
Agustín.- Buenas tardes, Paco. Pues yo nací en un pueblo de Jaén, Jimena, y mi mujer también es de allí.
Yo conocía Pozoblanco solo porque aquí murió Paquirri ( o mejor dicho, murió camino de Córdoba) ; pero cuando uno aprueba las oposiciones de profesor de instituto se queda en un puesto concreto y te toca la plaza que te toca . Al asignar plaza a mí me tocó la penúltima plaza de las que dieron ese año y junto con otro compañero, me mandaron a Pozoblanco, aunque de los dos solo quedo yo.
Para mi sorpresa, he encontrado un pueblo que me ha acogido y que me ha permitido desarrollar mi vida, y aquí he construido una familia en la que estamos todos, mi mujer y mis dos hijos.
Mi mujer encontró trabajo y al final, aunque yo comentaba que no nos íbamos a ir de aquí, esto ha sido un proceso evolutivo y aquí vivimos los cuatro. Ya tengo un poco de Jimenato y un poco de Pozoalbense, porque las raíces siempre están ahí.
Paco.- ¿ En qué año llegaste aquí ?
Agustín.- Puff………en el año 1987.
Paco.- Estamos hablando entonces de que has sido profesor aquí en nuestro centro durante treinta y muchos años……….
Agustín.- Sí, yo había trabajado dos años antes de venir aquí y los otros treinta y tres aquí.
Estuve un año en Cantillana y otro año en Bailen. En ese año aprobé y tuve la suerte que me dieran la plaza pronto, me dieron aquí y aquí estoy. Al principio era un castigo, pero ahora es una gozada estar aquí y disfrutar de todo esto.
Paco.- Este ha sido entonces tu primer y último destino definitivo. Eso es buen síntoma, eso es que te ha ido bastante bien en todos los aspectos.
Agustín.- Sí, es que cuando llegué aquí no sabía que estaba en uno de los mejores institutos de parte de Córdoba, incluso de Andalucía.
Paco.- Te iba a preguntar ahora precisamente por el centro donde has estado tantos años.
¿El centro, bien?.
Agustín.- Sí, el centro bien. La verdad es que he sido Jefe de estudios, Jefe de Departamento, he ayudado luego a otros Jefe de estudios, coordinador TIC en los últimos diez años,….……y me he recorrido el centro a las 12 de la noche poniendo carteles de donde está cada grupo, para que la entrada de los alumnos al día siguiente estuviera organizada, incluso he ido sábados a arreglar ordenadores, …
Creo haber tenido llaves del centro prácticamente toda mi vida y todo eso lo he usado para intentar mejorar dejando ahí parte de mi esfuerzo.
Parte de mí se ha quedado dentro del instituto, siempre tratando de que aquello en lo que yo pudiera influir o arreglar, se arreglara y mejorara. Como cada uno dentro de su parcela.
Paco.- Si, si . Doy fe de que en los últimos años, problema de informática o de tecnologías que hubiera, había que buscar a Don Agustín.
¿ Cuándo te vino esa vocación por las matemáticas y la informática ?
Agustín.- La de las matemáticas, de siempre. Ya me preguntaron cuando era pequeño que qué quería ser y al contestar “ profesor de matemáticas”, me miraban así como si fuese un bicho raro; de hecho hasta mi padre se sorprendió al oírlo.
Pero es algo que sin saber por qué, de repente, te gusta. Te gusta cómo se resuelve una ecuación, te llena el hacerlo y descubres que esa es tu vocación.
Y la de la informática, pues es que durante la carrera hice algunos cursos de informática, y me fue pasando algo parecido a lo de las matemáticas.
Estuvo siempre en los orígenes, de hecho a la vez que ha ido avanzando la informática, ha ido avanzando mi vida, porque hoy en día ser informático es muy difícil, pero antes nadie tenía nociones de informática y por eso digo que yo he ido avanzando con la propia informática.
Los distintos lenguajes han ido desarrollándose poco a poco y mientras, yo iba estudiándolos y trabajando con ellos. Ahora ponerse al día llevaría muchos años de trabajo y estudio, y sin embargo yo iba avanzando a la vez que se mejoraban los ordenadores y sus programas.
Hasta el último día he tenido ilusión por coger el destornillador y desarmar un ordenador y ver qué le pasaba. De hecho, si no la hubiera mantenido intacta, me habría ido del puesto de coordinador TIC.
Por eso seguí ahí hasta el último día.
Paco.- Bueno y ahora después de tantas experiencias vividas durante tantos años, ¿ Con qué te quedas de tu instituto de los últimos treinta y tres años?
Agustín.- Hombre,……yo creo que la gente. Los profesores, mis compañeros, los alumnos,…..en definitiva lo que le da vida al centro.
El centro no es más que un edificio que intentamos todos que esté en condiciones, pero que sin esa gente no es nada más que algo que hay que mantener.
De hecho nuestro centro ha tenido pocas reformas en su historia, más allá de las realizadas para su mantenimiento y ha sido en estos últimos años cuando se le ha cambiado algo para tratar de hacerlo más agradable, si no fuese por su gente………
Paco.- Tu que has pasado por tantos cargos del centro y has tenido un montón de responsabilidades, has debido tener momentos de auténtica desesperación y momentos de gran satisfacción y muy agradables.
¿Con qué te quedarías de los dos polos?
Agustín.- Lo peor de lo vivido quizás haya sido cuando llegué aquí, que había dos grupos de profesores que no congeniaban mucho y eso era muy desagradable. De hecho, esa primera época era cuando yo pedía traslado y no me fui porque no me dieron destino en otro sitio, que si no, debido entre otras cosas a ese ambiente, me hubiera ido.
Era muy duro llegar a la sala de profesores y ver como se llevaban unos con otros, no podías hablar tranquilamente con todos, porque parecían auténticos enemigos políticos.
Luego llegó un profesor que consiguió diluir y rebajar un poco esa tensión y a partir de ahí todo fue funcionado mucho mejor. En general desde aquel momento, los compañeros han conseguido crear un ambiente siempre muy agradable.
Por otra parte, los alumnos de nuestro centro traen muy buena educación de casa, pero sin duda los profesores hemos puesto ahí también una parte importante y se ha conseguido entre ellos y nosotros crear un buen ambiente de trabajo. Por ello me gustaría resaltar el gran papel que han hecho los profesores de este centro para su buen funcionamiento.
Paco.- ¿Tu mujer te ha apoyado siempre en todas las decisiones que has tomado referentes al instituto?
Me refiero a cuando has aceptado coger un cargo, u otra responsabilidad, porque eso supone muchas horas de trabajo y por tanto horas que se restan a la familia, acabas llevando a casa muchos problemas, mucha tensión, etc….
Agustín.- La verdad es que cuando uno se mete en determinados fregados no sabe muy bien lo que eso supone y si a eso se le añade el tratar de hacer las cosas siempre bien, pues al final tienes que dedicar mucho tiempo.
Pero eso no lo sabes antes de meterte; entonces en un principio se toma la decisión y luego tú sabes que tienes que cumplir con tu palabra y contigo mismo, quedándote contento y tranquilo con tu trabajo, cueste lo que cueste.
Llegado ese momento ya no queda otra que tirar para adelante y mi mujer en ese aspecto cuando decidimos algo, sabemos que hay que llegar hasta el final y conseguir finalizar el trabajo que has decidido, siendo consecuentes con lo que hayamos decidido emprender.
Después de todo esto que comento, he de reconocer que siempre he tenido su apoyo en este tipo de decisiones.
Por otra parte, como ella trabaja en un centro donde ha tenido que hacer turnos, irse de noche, días festivos, etc…..lo cual me obligaba a mí a tener que asumir determinados roles, que estando los dos solos aquí en Pozoblanco con nuestros hijos, se hacían algo más trabajosos, pues quizás ella haya sentido también como yo apoyaba siempre sus circunstancias y entonces hemos creado una familia y un equipo basado en el apoyo del uno al otro sin demasiados remilgos.
Paco.- Tenéis dos hijos varones, uno ha estudiado un doble grado de economía y derecho, el otro está a punto de acabar una ingeniería, y los dos han estudiado su etapa de secundaria y bachillerato en nuestro centro. ¿ Ellos han salido contentos de nuestro instituto?
Agustín.- La circunstancias que han vivido ellos son algo especiales, porque cuando eran pequeños han tenido que venirse conmigo muchas veces al instituto y han pasado allí muchas horas, lo que ha hecho que para ellos fuera como su segundo colegio.
De hecho, mi hijo mayor, Agustín, no tanto, pero mi hijo pequeño ha tenido días en los que desde su cole se ha tenido que venir al instituto hasta que yo terminase, incluso en verano se ha pasado muchas mañanas allí mientras yo ejercía labores de mantenimiento de los equipos informáticos.
Por eso ellos han estado siempre muy integrados en el centro, quizás algo más mi segundo hijo, pero en general salieron con muy buen recuerdo de su centro.
Siempre cabe resaltar que el primer año para ellos fue algo extraño y duro. Eso de que su padre fuese también profesor les produjo ahí un choque, pero es algo a lo que se acostumbraron pronto y se dieron cuenta de que podían cruzarse con su padre por los pasillos y aunque sus amigos supieran que eres su padre y además su profesor, no suponía ningún trauma.
Más al contrario, en determinadas circunstancias les vino hasta bien, pues descubrieron que si necesitaban algo extraordinario tenían alguien a quien recurrir, llámese dinero para unas fotocopias, para un bocadillo, etc… encontrarse enfermos y poder irse a casa, en fin que descubrieron que también tenía alguna ventaja eso de estar ahí.
Paco.- Llevas ya unos ocho o nueve meses jubilado, ¿ has echado de menos algún día el instituto?
Agustín.- La verdad es que poco, de hecho he ido por allí solo dos días. Uno porque quise ir a darme una vuelta por allí y al final ni entré, por el tema de la pandemia que nos afecta y luego a los dos o tres días volví a ir, pero nunca más he tenido la necesidad de ir. Esos días que fui era más por ver a compañeros que he dejado allí y que me apetecía ver, pero como esta pandemia nos impide estar mucho tiempo juntos, ni hay sitio donde poder estar, pues ha sido poco tiempo el que he acabado estando.
Me he buscado una serie de actividades que me han permitido tener la mente ocupada, ha sido con cosas de mi pueblo. Te explico, como tanto mis padres como los padres de Cati, mi mujer, tenían fincas de olivar, que en Jaén es algo normal, aunque hoy en día no es muy rentable, tanto mis suegros como mis hermanos han decidido que yo intentase hacerme cargo de la gestión de esas fincas, aprovechando que ahora tengo más tiempo libre. Me lo propusieron y la verdad es que me ilusiona.
No es algo en lo que me vea más de diez años, pero ahora mismo sí me está suponiendo un reto el intentar mantener y mejorar esas explotaciones que tenemos.
No quiero que me ocupe todo mi tiempo de ahora, ni que pasados esos diez años se pueda convertir en algo imposible de manejar.
Quiero que sea algo que me entretenga ahora y que conforme vayan pasando los años, ya se verá el rumbo que toma.
Paco.- ¿ Tú crees que has acertado con irte de tu profesión de docente del instituto?
Agustín.- Hombre, yo tomé la decisión de irme teniendo clarísimo que me quería ir, por las circunstancias, por la edad, y porque también uno se cansa de dedicar tantas horas a las matemáticas y a la informática.
Como mi decisión era clara y firme, nunca he tenido dudas. Las que tuviese las resolví antes de irme y luego ya no había vuelta atrás.
Paco.- ¿ Volverías a vivir ahora en tu pueblo?
Agustín.- Yo volvería alguna semana, algunos días, pero mi pueblo es pequeño, de unos mil habitantes, y no escapa de esos pueblos de la España vaciada. Entonces, sí quiero ir en momentos puntuales, bien por las actividades laborales de las que antes hemos hablado, bien porque me gusta ir a mi pueblo, a pasear por sus sierras, a ver sus paisajes, a ver a mis amigos , …….en definitiva a ver mis raíces, pero he de reconocer que hoy por hoy, a vivir no me iría.
Ya se acostumbra uno a un pueblo grande, donde hay muchos servicios, hay muchos habitantes y todo eso hace que plantearte ir a vivir a un pueblo con pocos habitantes y la población muy envejecida, sería algo a lo que me costaría mucho adaptarme.
De todas formas de momento es imposible esa posibilidad, pues mi mujer tiene que seguir trabajando bastantes años aún y entonces no lo hemos pensado ni siquiera.
Paco.- Tu hijo Agustín , el mayor, se está preparando las oposiciones para ser profesor de secundaria o ciclos. ¿ Le ves feliz en nuestra profesión, si logra su objetivo de aprobar? . O quizás sea una pena que alguien que se ha preparado tantísimo, tenga que recurrir a esta salida por culpa de cómo se encuentra el mercado laboral, sin que fuese su primera opción.
Agustín.- Bueno, él ha tenido experiencia en el mundo laboral, trabajando en empresas que no le han considerado favorablemente su doble grado, ni en cuanto a responsabilidades , ni en cuanto a horas de trabajo, ni desde el punto de vista económico y claro eso hace que se haya desencantado y busque otras salidas laborales. Se ha decantado por el mundo de la enseñanza, después de preparar su master en educación, para tratar de ganar en estabilidad, en seguridad, etc……
El objetivo está claro, con su edad el busca tener independencia económica, poder tomar decisiones importantes para su vida y en definitiva está muy ilusionado por poder tener un proyecto de vida a través de esa profesión.
Paco.- Si tuvieras que volver estudiar, ¿ Volvería a ser la carrera de matemáticas ?
Agustín.- Sin duda que sí. Yo estudiaría matemáticas. Pero ahora mismo me veo incapaz de estudiar.
Yo haría un curso de cortador de jamón, o un curso de peluquería, …….pero algo relacionado con la enseñanza no haría. Ahora el cuerpo me pide relax.
Paco.- ¿ Pero tú volverías a ser profesor ?
Agustín.- Sin duda que sí. A mí, tanto mi carrera como mi trabajo me han llenado de satisfacciones.
Todos los años ha pasado algún alumno, tanto del nocturno, donde he pasado mis últimos años, como del diurno, que siempre te recuerdan con cariño y respeto. Incluso alguno que le di clase en el diurno y al cabo de quince años te lo encuentras en el nocturno, te dice que sigue teniendo una muy buena opinión de ti como profesor y eso es algo que te llega al corazón, porque aunque sea solo uno el que te lo dice te llega muy al fondo.
De hecho algo así es lo que me hizo decidirme por estar dando clase en el nocturno mis últimos años, y era algo que te iban repitiendo cada año algunos antiguos alumnos, lo que me reafirmaba en mi decisión.
Paco.- Tú que has estado tantos años en los dos tipos de enseñanzas, diurno y nocturno, ¿ Qué diferencias has notado entre ambas ?
Agustín.- A nivel de conocimientos, es mucho más grato trabajar en el diurno, porque los alumnos están en una edad en la que pueden con todo, tienen un horario super intenso con el que también pueden y tienen las tardes para estudiar y repasar todo lo aprendido en clase.
Los alumnos del nocturno solo van dos tardes y eso influye mucho en su regularidad y en sus conocimientos, pero además son personas con trabajo, o una madre de familia, con horarios muy ocupados de labores extra académicas y todo eso hace que su ritmo de trabajo y su tiempo para estudiar esté muy limitado.
Yo los años que he dado en los dos tipos de enseñanza he notado mucho la diferencia en ese aspecto.
Pero yo he tratado de medirlos siempre con un rasero diferente, porque su ritmo de aprendizaje es diferente.
Paco.- ¿Personalmente es más satisfactorio dar clase en el nocturno que en el diurno?
Agustín.- Para mí sí. Sobre todo en los cursos donde se ha conseguido crear un grupo de varias personas, por muy mayores que fueran o por muchos años que hiciese que habían dejado de estudiar, que venían a aprender. He presenciado como esas personas les han reñido incluso a otros alumnos que estaban poco más que impidiendo dar clase de manera normal, o porque no participaban todo lo que debieran, e incluso por no traer un examen bien preparado. Y todo ello, tras una jornada laboral completa, con sus problemas y sus dificultades.
Esas personas tenían la ilusión de sacar un título que por cualquier motivo no habían podido sacar antes y que ahora les interesaba o les apetecía.
En esos grupos yo he disfrutado mucho, no solo como profesor, que quede claro.
Paco.- Para finalizar este ratito de charla, me gustaría que les dedicaras unas palabras a tus compañeros de los últimos 35 años y a tus alumnos.
Vamos a empezar por los compañeros:
Agustín.- Yo vine a este centro siendo muy pequeño, y la verdad es que todos los compañeros que han ido pasando por allí o que ya estaban y yo he ido conociendo en estos años me han acompañado en toda mi evolución en este pueblo. Cuando se han ido yendo, he perdido referentes que poco a poco me han ido desconectando del centro. Era como que me faltaba algo cuando desaparecían de allí.
Cada uno fue dejando su impronta en mí , en tantos claustros, en las reuniones de trabajo, en esos cafés que nos tomábamos entre clase y clase, ………porque aunque nuestro trabajo en el campo de batalla de la clase es algo muy individual, siempre los compañeros han estado comentando, compartiendo, ayudando, etc …….. y eso unido a algún rato de ocio con una buena paella o con alguna cena de navidad, ha hecho que dentro de mi haya un trocito de cada uno de ellos que siempre llevaré y en general tengo un recuerdo agradable de cada uno.
En cuanto a mis alumnos, recuerdo en general mucho más a los alumnos más cercanos, pero hay una generación que corresponde a los alumnos de los 4 o 5 primeros años de mi estancia aquí, que siempre recordaré y que sigo saludando como aquellos años, porque fueron los que más cercanía en edad tenían conmigo.
También tengo recuerdos más intensos de los alumnos del nocturno de mis últimos años, porque al ser ellos personas mayores seguimos manteniendo saludos y relaciones más cercanas. Eso es algo que sin ser del todo normal es algo que se me ha dado en los últimos años y que te agrada que suceda.
A los alumnos de mi edad intermedia, la verdad es que han sido tantos y durante tantos años, que tengo que reconocerles que alguna vez he pasado vergüenza por no poder recordar a alguien que te saluda con respeto y con cariño y no era capaz de recordar en ese momento como se llamaba, o qué año le di clase.
Pero alguno había cambiado tanto incluso en su cara o en su físico que no me acordaba de quién era.
Esa espinita la tengo clavada con esos alumnos, pero ya digo era una época en la que eran muchos y nuestras edades estaban muy separadas. Espero que no me lo tengan en cuenta.
A mí me da mucha alegría que los alumnos me vean y me saluden por la calle, en una cafetería, o en cualquier sitio, porque al final de todo lo más importante es eso, las personas.
Las matemáticas son algo accesorio, pero me siento mejor cuando el trato con los alumnos es cercano.
Paco.- Estando de acuerdo contigo en esta última reflexión, quiero terminar diciéndote que visto desde fuera, lo único que tengo claro es que siempre que hablas de D. Agustín, la gente te recuerda como alguien muy trabajador, muy serio y muy formal. Pero sobre todo muy eficiente.
Espero que te vaya muy bien en tu vida, en tu nueva vida.
Agustín.- Muchas gracias, Paco. Espero que sigamos viéndonos.