A veces no llegamos a ser conscientes de hasta qué punto han cambiado las condiciones de vida en los últimos años. Vivimos una realidad que nos brinda un abanico de posibilidades y comodidades que, si bien facilitan hasta el absurdo nuestras acciones del día a día, también traen consigo una serie de peligros y complicaciones que años atrás ni existían.
Los niños se quedan boquiabiertos cuando sus padres les describen la odisea que suponían las acciones más cotidianas, como llamar por teléfono o buscar información sobre algo. Vemos como normales nuestros lavavajillas o televisiones sin pararnos a valorar lo que su uso nos brinda y nos supone. La cosa es, ¿realmente nuestra vida es más fácil ahora?
La generación de nuestros padres tuvo que enfrentarse a una serie de desafíos a lo largo de su vida que les hicieron, en general, estar mucho más cualificados y experimentados de cara a las piedras que se puedan presentar en el camino.
Todos hemos sido objeto de comparaciones acerca de lo absurdo que resulta lo que debemos estudiar ahora y lo que había que estudiar antes, ya no solo por las facilidades que nos ofrece internet, sino por la menor complejidad que suponen los grados y materias. Sin embargo, nuestros padres se prepararon para un futuro que aún cambiante, les ofrecía múltiples oportunidades que aún hoy en día, siguen llegando para estos que, si bien están menos formados académicamente, presentan una serie de aptitudes muy a tener en cuenta por los empleadores. Para nosotros la situación es diferente: estudiamos a un ritmo cuyo valor se queda en nada respecto a los de años atrás, no nos ofrece la seguridad de que vayamos a tener un trabajo en el futuro.
Aparte de eso, hace 50 años había que destacar en el barrio o en la ciudad para ser tenido en cuenta a la hora de buscar un contrato, hoy en día competimos a escala prácticamente mundial y la vida se ha convertido en una batalla encarnizada por la supervivencia que no contrasta con las facilidades de las que presumimos los más jóvenes.
Por otra parte, las generaciones de hoy en día tienen a su disposición todo un mundo que, aunque por supuesto les ofrece muchas ventajas, también les expone a nuevos peligros que pueden presentarse en su vida desde muy temprana edad. Todo es accesible, no hay filtro ni control, así que es imprevisible cómo se puede dar el desarrollo de los más jóvenes, con todo lo que puedan imaginar en la palma de su mano.
Intentamos coger el ritmo a un mundo que desde hace muchos años avanza a pasos agigantados, y, a pesar de que tenemos títulos de sobra, el avance de la ciencia y de la tecnología los dejará obsoletos más pronto que tarde.
Es entonces razonable pensar que el futuro que se nos presenta es, por su incertidumbre, complicado y pantanoso. Vivimos en vilo ante los cambios que nos pueda deparar el tiempo, pues cada día nuestra vida puede cambiar radicalmente.
Autor: Luis Cabrera Sánchez