¿Quién no ha escuchado las famosas palabras que dice el personaje de Fernando en la obra Historia de una escalera: “¿qué tengo que ver yo con los demás? Nadie hace nada por nadie” de alguna persona cercana? Todo el mundo lo ha escuchado, nadie lo puede negar. Pero no solo lo vemos en la obra de Antonio Buero Vallejo, desarrollada entre 1919 y 1949, no hace falta irse tan atrás, avancemos un poco hacia la actualidad.
Actualmente vivimos en una sociedad donde no importa el resto, solo tú, donde aquellos que pueden ayudar a que la sociedad avance, porque son aquellos que tienen gran capital, se mudan a otros países para no pagar cierta cantidad de impuestos, impuestos necesarios para facilitar la vida de aquellas personas con menor capacidad adquisitiva (pues esos impuestos se destinan a educación, sanidad…). Esas personas se van, de forma que no se vean tan perjudicadas, porque esas necesidades las tienen cubiertas y no necesitan ayuda para poderse costear una simple visita al médico.
También, nos encontramos a personas que no cuidan nada la vía pública o el medio en el que vivimos; a quienes se les dice que como todos hagamos lo mismo que él o ella (tirar una bolsa de plástico al suelo u otras cosas que parecen simples), la temperatura del planeta subirá tanto que dentro de 50 o 60 años el planeta puede ser inhabitable. A esto, esta persona te responde que ya estará muerta para aquel entonces y que le da igual.
O quienes, ahora, no se ponen mascarilla porque estas no protegen a quien la lleva puesta, sino al de alrededor.
Somos egoístas y no nos damos cuenta, se lo dejamos todo a los demás y a ONGs, las cuales no solo no son apoyadas, sino que además se les critica con frases como: “mira a esos tontos, que anda que no trabajan y encima no cobran nada o una miseria” o como “ay, pobres niños de África, pero no voy a dar nada, no voy a apoyar a esta ONG porque no hacen nada, se lo quedan todo”. Perdónenme, pero me parece totalmente lamentable.
Somos egoístas, aunque no nos demos cuenta, porque no cuesta nada ayudar al resto, porque con un pequeño gesto, un pequeño cambio tuyo, unido con un pequeño cambio de otros, es un gran cambio en conjunto, y puede cambiar el mundo.
El problema es que nos ponemos excusas tipo: “no va a servir de nada”, “si nadie más lo hace...”, entre otras para no hacer un cambio que para nosotros sería insignificante, pero, repito, para el resto no.
Definitivamente, la gente no está concienciada con la solidaridad social, y queda demostrado.
Gema Romero Obejo, 2º bachillerato C